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EL EX MERCADO DEL ABASTO

La obra del destacado arquitecto Alberto Prebisch, inaugurada en 1934, combinó elementos de la arquitectura moderna con la colonial.

El edificio del ex Mercado de Abasto forma pertenece, de pleno derecho, al patrimonio arquitectónico y cultural de San Miguel de Tucumán. En efecto, su autor fue uno de los arquitectos más destacados de la Argentina (ver nota “El tucumano fue...”), y en su ciudad natal dejó otros ejemplos tempranos de su alta competencia. Por ejemplo, las oficinas de la Fénix del Norte, en la ochava noreste de San Martín y Junín, o el ex cine Plaza, frente a la plaza Independencia.
Corría el año 1927 cuando el intendente municipal Juan Luis Nougués le encargó al joven arquitecto Alberto Prebisch la confección del proyecto de ese mercado. Era parte de la febril acción modernizadora de nuestra capital que Nougués había encarado, y que se manifestó en logros como la pavimentación de más de un millar de cuadras de la ciudad.


Prebisch era tucumano y tenía entonces 28 años. Graduado en la Universidad de Buenos Aires, un largo recorrido posterior por Europa lo había imbuido de conceptos renovadores acerca de la arquitectura. El mercado fue la primera obra que le confiaron en la tierra natal.

El arquitecto Alberto Nicolini describe el proyecto de Prebisch. “En el centro de una manzana entera -por entonces periférica- dejó libre un jardín perimetral y emplazó un hermoso volumen de forma anular y borde rectangular en dos plantas, que rodeaba un patio y jardín central. Sendas recovas de una planta circundaban el volumen por fuera y el patio por dentro. Las recovas estaban resueltas con arcos de medio punto que apoyaban en pilares cuadrados, todo en mampostería encalada y cubierto de tejas. En el eje mediano del lado mayor del rectángulo se abrían, en doble altura, las dos entradas para los vehículos".

Alusión neocolonial
Eran los dos únicos puntos del edificio, agrega, “en los que la delicada alusión neocolonial que emana del sobrio conjunto se hace más explícita: las dos portadas, bien hispánicas, se rematan con molduras mixtilíneas inequívocamente dieciochescas”.
La composición general y de detalle se controlaba de manera clásica. “El módulo estructural se repite dos veces en doce tramos para el lado mayor del rectángulo, y dieciocho veces para la cara menor; las pequeñas ventanas de la planta alta refuerzan el efecto rítmico de las recovas, como en los pórticos toscanos del ‘quattrocento’, y la tipología funcional recoge la tradición de la venta desde los mismos carros en los que la mercadería se transportaba desde las chacras”.

En suma, una obra de inspirado diseño moderno que no descartaba elementos de la tradición.

El mercado, inaugurado en 1934, constituyó una verdadera revolución para la ciudad de entonces. En 1999, se realizó en Buenos Aires la gran exposición “Alberto Prebisch, su tiempo y su obra”, organizada por el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, y se editó un grueso volumen profusamente ilustrado con el título “Alberto Prebisch. Una vanguardia con tradición”.

Las fotografías del ex Mercado de Abasto fueron incluidas entre los importantes testimonios de la trayectoria del autor.

Es curioso que, mientras en los altos niveles de la cultura nacional se valora unánimemente a Prebisch, en su provincia natal su obra esté en riesgo.

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